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  • Sara Castañón

Rellenar para reusar: una alternativa para el consumo consciente

Rellenar para reusar podría ser una alternativa amigable para reducir el uso de los plásticos de un solo uso en la industria del cuidado personal. Además, funciona como una respuesta ante la poca magnitud en la práctica de reciclaje que existe realmente alrededor del mundo. No es una solución mágica, pero parece que al ser una actividad en cadena, es posible sostenerla como una alternativa viable y de impacto.


¿Las tres r's?


La reglas de las tres erres es un método de respuesta que surgió en 2004 gracias al Primer Ministro de Japón, Koizumi Junichiro ante el impacto ambiental. Reducir, reutilizar y reciclar han sido la base de todas las propuestas ambientales, especialmente en la comunicación, y haciendo hincapié en el reciclaje.


Con el paso del tiempo, los investigadores han propuesto una nueva metodología: las 9 erres.

  1. Rechazar.

  2. Repensar.

  3. Reducir.

  4. Reusar.

  5. Reparar.

  6. Restaurar.

  7. Remanufacturar.

  8. Reconvertir.

  9. Reciclar.


Como podemos ver, el reciclaje es la última opción, no porque no sea funcional, sino porque antes de llegar a ella, existen una serie de transformaciones y decisiones que impactan de mayor manera el medio ambiente. Rechazar los plásticos de un solo uso y repensar la manera en la que consumimos nuestros bienes, especialmente los de cuidado personal, son las primeras acciones que debemos tomar.


El impacto del reuso del vidrio


Para comenzar, debemos saber que la manufactura de botellas de vidrio sí genera una mayor emisión de dióxido de carbono que la de botellas de plástico PET. La gran diferencia, y donde ocurre la ganancia ambiental, entre las botellas de plástico y las de vidrio se encuentra en su reuso.


En el reporte de 2020 titulado "Empaque reusable vs. de un solo uso: una revisión de los impactos ambientales" se presentan distintos casos de estudio que resultaron en cifras similares. Allí se nos muestra que reusar botellas de vidrio evita toneladas de emisiones ligadas a las nuevas producciones. Después de un segundo ciclo de reuso, se demostró una disminución del 40% de emisiones.


El relleno de nuestros productos de cuidado personal


Actualmente se producen alrededor de 400 millones toneladas de desperdicio de plástico al año. Entre el 35% y el 50% del plástico está destinado a productos de un solo uso, incluyendo comida, bebidas y productos de higiene personal, y al menos el 85% de este plástico termina en la tierra o en el mar. Finalmente, sólo el 9% del plástico es reciclado y únicamente el 2% se logra de manera correcta.


En el cuidado personal se utiliza, en su nombre en inglés, High-density polyethylene (HDPE), un tipo de plástico que pocas veces se recicla de manera correcta y tiende a ser de un solo uso. Entre el cuidado personal se encuentran los shampoos, acondicionadores, cremas, etc.


Ante estas cifras surge la alternativa del relleno y el reuso de envases de cristal. Cuando dejamos de desperdiciar los envases y en cambio, los reusamos al rellenarlos de producto nuevo, estamos contribuyendo a una cadena de acciones que nos aleja cada vez más de usar plásticos y de confiar en que el reciclaje es nuestra mejor solución.


Finalmente, estás son alternativas que funcionan cuando las empresas las vuelven parte de su cotidianidad y fomentan su uso entre su comunidad. Ninguna alternativa es una solución rápida, sencilla y absoluta, pero recordar que nuestras decisiones tienen un impacto nos ayuda a tener un consumo mucho más consciente.



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