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  • Sara Castañón

Lo Sereno, casa de playa en Troncones

Lo Sereno nos recibe como si llegáramos a nuestra casa de playa en Troncones. Allí, nos espera en silencio, rodeado de la paz que distingue a este pequeño hotel que descansa a orillas del mar, en medio de la jungla de Zihuatanejo.



Una Casa de Playa llena de serenidad


Algo que distingue Lo Sereno es su aura de casa de playa. Su hospitalidad y servicio se limitan a las necesidades de sus invitados, permitiéndoles sentir como si llegaran de vacaciones a su propio hogar. Este proyecto, miembro de Design Hotels, tiene un espíritu destinado a los viajeros que buscan una mezcla entre la libertad de estar descalzos y la energía de un lugar elegante.


La arquitectura de cada habitación se complementa con sus detalles contemporáneos, incluyendo una terraza privada a la que puedes acceder a través de un par de puertas deslizables de madera. Además, cada cuarto tiene una ducha al aire libre que, junto a nuestras amenidades, te hará tener una experiencia de baño con aromas que te funden con la naturaleza que rodea a Lo Sereno.



Uno de los detalles más mágicos que nos regala esta casa de playa es el libro que se encuentra en cada habitación: Lo Sereno. Líneas en el mar. Los escritores mexicanos Cristina Rivera Garza, Guadalupe Nettel, Yael Weiss, Fernanda Melchor, Julieta García, Juan Villoro, Xavier Velasco, Enrique Serna, Jorge Comensal, Bernardo Esquinca y Mauricio Montiel habitaron la casa de playa y crearon los 11 relatos que conforman este libro.


Troncones y la inmensidad de su calma


Lo Sereno está ubicado en la playa semivirgen Troncones. Esta playa es acunada entre las montañas y el océano. La inmensidad de su mar y la tranquila playa por la que pasean los caballos son un espacio al que como visitantes pasajeros debemos respetar. Darle la importancia que se merecen los lugares que nos reciben para descansar, que nos permiten explorar y descubrir, es parte fundamental de ser un viajero.


Lo Sereno es una casa de playa que nos recibirá una y otra vez, y como sus habitantes momentáneos no dejaremos de cuidar el espíritu de su hogar: una playa en calma, serena, silenciosa, casi vacía que nos permite conocer otra parte de nosotros y de la naturaleza.


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