La contaminación es un problema que cada vez es más crítico y requiere de medidas más impactantes. Pocas veces notamos cómo las prácticas en nuestra vida diaria realmente están afectando al medio ambiente y los bienes naturales que nos rodean. En la industria del cuidado personal, estas preocupaciones son cada vez más exigente. Es momento de detenernos a pensar en el impacto que tiene nuestro cuidado personal diario en la contaminación del agua por el uso de químicos e ingredientes dañinos.
¿Cuál es la industria de cuidado personal?
Cuando hablamos de cuidado personal nos referimos a todos los productos que utilizamos para propósitos de higiene y belleza. Jabónes, shampús, aromatizantes, cremas, bloqueadores solares, desinfectantes, entre otros. Estos productos de cuidado personal contienen ingredientes contaminantes, que pueden ser desde aromatizantes hasta conservadores.
Contaminación del agua y medio ambiente
En algunos de los productos tradicionales del mercado, que se producen en grandes masas, se incluyen ingredientes químicos que después de que utilizamos, por ejemplo, en la ducha, inician un camino a lo largo del agua y las tuberías hasta llegar a cuerpo acuíferos con ecosistemas propios. Los animales y la tierra comienzan a absorber estos químicos e inician un proceso de adaptación a estos nuevos agentes. A partir del tratamiento de las aguas residuales que terminan en ríos, lagos, bahías y el océano es que los agentes contaminantes van de nuestra casa hasta otros hábitats.
Conservadores.
Desinfectantes.
Fragancias de almizcle como Musk Xylol, Musk Ketone, Galaxolide, Tonalide, Celestolide.
Protectores UV como Benzophenone-3, Homosalate, Enzacamene, Octinoxate, PABA.
¿Cómo disminuimos nuestro impacto individual?
Aunque los cambios más significativos por su magnitud provienen de las grandes empresas que abarcan el mercado, son nuestros hábitos de consumo los que pueden cambiar el rumbo de ese camino. Lo que consumimos se vuelve accesible y lo accesible se normaliza. Es importante cuestionarnos sobre estos pequeños detalles en nuestra vida diaria que pueden contribuir no sólo a nosotros, pero también al medio ambiente. Cuando conocemos los productos que utilizamos, sus ingredientes y sus procesos, podemos tomar decisiones más conscientes.
Se trata de encontrar un balance entre lo que nos funciona y lo que nos permite reducir nuestro impacto. Buscar alternativas para algunos de nuestros productos más usados es una gran forma de contribuir a un ciclo de cambio.
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